La "Villa Romana" es uno de los mayores hallazgos del municipio y un recurso turístico de primer nivel. El paso de la civilización romana por esta localidad fue destacable, como demuestran los vestigios encontrados pertenecientes a aquel período histórico . El yacimiento se encuentra en la zona conocida en la localidad como "Los Mochuelos del Tesoro", propiedad del ayuntamiento, a unos 3 km del casco urbano en dirección noroeste. Se descubrió a principio de los años 70, gracias a la labor de los investigadores e historiadores locales Santiago García y José María Sierra.

La primera excavación se efectuó, en el año 1970, por parte de investigadores e historiadores de la Universidad de Salamanca.

Ya en los años ochenta, fueron arqueólogos de la Universidad de Extremadura, encabezados por Enrique Cerrillo Martín de Cáceres,  los encargados de estudiar la Villa monroyega.

El yacimiento está dividido en dos complejos. En el Complejo Norte se ubican dependencias destinadas a la vivienda de los siervos que trabajaban para el señor, a la conservación de la producción agrícola y algunos establos. También pueden observarse los restos de un hórreo destinado al almacenaje del grano.

El Complejo Sur está conformado por una serie de habitáculos o dependencias. Muchos de ellos (habitaciones del señor y de sirvientes (cubicula), tablinum (salón principal) o triclinium (comedor)) se distribuían alrededor de un patio con columnas o peristilo, con un pequeño estanque central (en la actualidad existe una frondosa encina).  Las demás dependencias ubicadas en el complejo eran pequeños talleres de alfarería, forja y cerámica, así como las termas o baños de la época (balneum, caldarium, templarium, frigidarium, apodytherium...). El caldarium se calentaba por medio de un sistema denominado hipocausto.

En el acceso al caldarium aún se conserva una baldosa de barro, con la huella de un pie de mujer impresa en la misma. Esta circunstancia pudo ser meramente casual o, por el contrario, hacerse intencionadamente para recomendar calzarse antes de entrar a la estancia. 

Es interesante observar cómo, en el Complejo Norte, aún se conservan algunos de los orificios de puertas de ciertas estancias.